Pues hay alguien que ha ido más allá de la fantasía y ha pensado bien en construir cuatro cabañas de madera y paja directamente sobre la arena, sin nada de suelo, para caminar bien descalcitos; un verdadero placer para grandes y sobre todo para los más pequeños.
El proyecto lo
hizo Manuel Aires Mateus en el cercano 2010 e inicialmente debía ser sólo una
casa de fin de semana, pero al final se convirtió en un pequeño hotel de lujo,
publicado en las mejores revistas de todo el mundo y elegido para representar a
Portugal en la Bienal
de Arquitectura de Venecia 2010.
Os estoy hablando de Casas Na Areia, un hotel de cuatro cabañas apoyadas sobre
la arena, cerca de Comporta y Carrasqueira, al sur de Lisboa.
Casas Na Areia se
encuentra dentro de la Reserva Natural
del río Sado, un lugar de ensueño. A tan sólo 3 km del hotel, alcanzable en
5 minutos de coche o 20 de bici (el hotel pone a disposición de los huéspedes 4 bicicletas gratuitamente), encontramos una de las mejores y más limpias
playas de Portugal, con kilómetros de costa de arena blanca y aguas azul
turquesa, en algunos puntos también hay pequeños restaurantes que sirven
pescado fresco. El mismo hotel ofrece un paisaje impresionante, sobre dunas de
arena, campos de arroz, la montaña Arrábida y el río Sado, que va desde este a
oeste y alcanza el mar en la parte alta de la playa.
Las Casas son una
maravilla, aunque cuestan lo suyo, 600 euros al día en la temporada alta y 500
en la mínima, con una estancia mínima de 7 días durante la temporada alta y de
tres días durante la temporada baja. La primera casa es una sala de estar y
cuenta con un área de comida con piso de arena, ya me imagino como se divertirán
los niños a la hora de la comida, pues aquí nada de reglas y nada de estar
compuestos. La segunda y tercera casa constan de una habitación con baño.
Mientras que la cuarta casa tiene dos habitaciones y dos baños y es las más
indicada para los que viajan con niños, siendo más espaciosa y disponiendo de
más camas; se puede utilizar de forma independiente o no, pues una puerta
doble puede poner en comunicación las dos habitaciones, una idea genial para
salvaguardar la privacidad de los padres sin perder el control sobre los niños.
Las casas por
dentro son preciosas, todas blancas y modernas, con baño privado y equipo
tecnológico, aunque no se diría desde el exterior. Además están al lado de la
piscina, así que uno sale de la habitación y se toma un baño cuando quiera o
cocina algo en la barbacoa. Aquí los pequeños seguro que se van a divertir
mucho, mientras los grandes descansan o toman el sol; pues a disposición de los
peques (y no sólo) encontramos libros, juegos, internet, ¿y qué tal los paseos
a caballo?
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